La locura

Tomado de :www.abc4explore.com

“El que lucha con monstruos,
debe tener cuidado de no convertirse a su vez en monstruo.
Si miras durante mucho tiempo al fondo del abismo,
el abismo terminará por entrar en ti”.
(Nietzsche)



En realidad, tendría que haber escrito esto la semana pasada. Pero hoy, porque la semana pasada no, y bueno ya.Me pregunto: ¿a dónde vamos?Hay tantas cosas que se nos quedan en el camino, y uno comete el error irremediable de no darse cuenta y guardarlas en el cajón. Hasta que un día, como quien no quiere la cosa, aparecen en un café, televisión, bajo la cama, mientras estás preparando un jugo, y principalmente cuando tratás de dormir.¿De dónde salen todas esas cosas que se nos atoran en las ganas?Pero mejor no pensar, mejor no cuestionar, mejor no. Y seguís con tu rutina, y la metes al cajón, y ya…Hasta que de repente te topas con ella. Y empezás a actuar como esa persona que no queres ser, y te importa todo una medialuna. Y hacés las cosas por las razones equivocadas y te ponés idiota y te buscás excusas y te volvés mediocre.Y el cajoncito, que tanto querías dejar cerrado, un buen día explota lo mismo. ¿Y ahora qué hacés? ¿A dónde vas ahora que la verdad te sacó a bailar?
No es en absoluto absurdo el que un buen día nos presentemos y finjamos ser quienes en realidad no somos, es más, es totalmente posible y más hoy en día que uno se puede inventar a una persona completamente nueva sin necesidad de darle nada más que unos cuantos cambios a su personalidad (pero se infringe la esencia del ser). De ese tema tan excesivamente subjetivo como es la locura, nunca sabemos si en realidad estamos cuerdos o deliramos. Creo que en alguna ocasión lo he comentado con alguien, pero hubo un tiempo en el que los sueños (no estoy seguro si aun todavía) eran como premoniciones, visiones hacia el futuro, el más extraño de todos es obtener números telefónicos a través de ellos porque volvió a sucederme, pensé que esto solo ocurría una vez en la vida, pues no, volvió a ocurrir otra vez, solo con una particularidad que esta vez no se lo dije a nadie, quizá por ese simple hecho de ser percibido como loco o mentiroso en el mejor de los casos. Quizá por eso surgen los locos, miedos, inseguridades, nunca se sabe, pero en el fondo todos estamos un poquito locos.Según sus criterios todos somos enfermos, quien más y quien menos supongo que hemos pasado por algo de esto, cuando no es que se pasa por otra cosa, las idealizaciones excesivas y ciertas deformaciones de la realidad, llamémosle enamoramiento para que lo veamos todos claro, son la locura. No estamos libres, todos, absolutamente todos, conociendo un mínimo de psicología podemos hacernos pasar por locos; es más, basta que cojamos un libro con la sintomatología más común de algunos trastornos y seguro que todos nos identificamos con ellos. No sólo es la tan traída y llevada depresión, por ejemplo muchas personas podrán reconocer en sí mismas algún que otro signo de psicosis, paranoia o algo similar.
Atrapado sin salida, como se le conoció por estos lares, es una excelente crítica a la doble moral, un grupo de locos, el lugar específico donde los en cierran y algunos profesionales que se encargan de ellos. La voz narrativa pertenece a Chief Bromden uno de los locos que lleva años internado un indio que ha decidido no hablar más y ha sido etiquetado de enfermo mental. La enfermera Ratched que controla la vida de los locos, Kesey realiza un fino estudio de la crueldad humana y del control como síntesis de las obsesiones puritanas en la paranoica cultura estadunidense. El relato se confina al hospital y sus rutinas que son alteradas por el ingreso de un nuevo convicto llamado McMurphy que se ha fingido loco para evitarla prisión, la lucha de poder entre la enfermera y McMurphy se encamina a un desenlace trágico.
La cámara nos introduce en la historia de un modo inquietante en el ambiguo mundo de McMurphy, que juega con la no-locura de un modo excepcional. Todas las escenas juegan con el inquietante componente de que la tranquilidad y la felicidad penden de un hilo, con lo que el espectador se siente constantemente amenazado, e incluso llega a preguntarse si los actores son realmente dementes.
A comienzos del siglo XXI, a pesar de los adelantos en conocimientos científicos en psiquiatría y psicología, los trastornos mentales siguen siendo, de una u otra forma, un tema tabú. De ahí que las actitudes hacia las personas que reúnen criterios para algunos trastornos mentales continúen siendo mediadas por conceptos que se manifiestan como diferentes formas de maltrato, entre ellos el estigma social (Laing: 1967). Las personas con trastornos mentales mayores siempre han sido discriminadas de una u otra forma durante toda la historia de la humanidad (Foucault: 1967).
El tema de la locura ha estado pues, presente a lo largo de la historia del ser humano; su concepto y definición han evolucionado de manera paralela a la evolución cultural y social que éste ha sufrido con el transcurrir de los siglos. La locura ha sido abordada, a través del tiempo, desde puntos de vista filosóficos, religiosos-místicos y médicos; en cada uno de ellos, el trato que recibe el loco es diferente; ya sea enalteciendo su locura, relacionándolo con la posesión demoníaca; lo cual conlleva a la purificación mediante su exclusión o muerte y, en último caso, aislándolo en asilos y hospitales para garantizar el orden social.
“Permanecerá una cosa, que es la relación del hombre con sus fantasmas, con su imposible, con su dolor sin cuerpo, con su armazón de noche; que una vez fuera de combate lo patológico, la sombría pertenencia del hombre a la locura será la memoria sin edad de un mal borrado en su forma de enfermedad, pero que se obstina como desgracia” (Foucault, 1967).
La locura es ahora entonces lo innombrable, la cosa, lo que existe en cada uno de nosotros pero de lo que no hablamos por temor...por temor a ser locos.
La locura ha acompañado al ser humano en su desarrollo, se la ha interpretado de múltiples maneras, una de ellas mediante la negación, sin embargo sigue estando ahí y lo seguirá haciendo.
También me sorprendió la capacidad de manipulación que se puede tener y es que cuando se juntan muchos factores y mucho tiempo de odio hasta el loco más loco puede conseguir convencernos de la propuesta más estúpida y conseguir que se lleven a cabo actos totalmente impensables y que los cuerdos nunca serían capaces de llevar a cabo sobre todo por sus millones de miedos.
Para lo que me sirvió fue para volver a mirar a los locos con otros ojos y sobre todo recordar que ninguno estamos libres, todos podemos ser locos; no sé qué digo, legalmente yo ahora mismo tengo el mismo atenuante que un enajenado mental. En ocasiones pueden ser simples excusas pero en otros los locos son realmente seres que existen y que tienen su realidad aparte, no por ello tendrían que ser locos, locos los que nos creemos cuerdos que no somos capaces de ver su mundo.La locura siempre me ha parecido algo bueno por explorar, más que nada por la dificultad de detectarla, ¿cómo saber si quien intenta definir a otro como loco no lo es y por eso cree que el otro está loco? Los designios del señor son insospechados; no soy muy creyente que digamos, pero para quien lo sea a ver cómo se explica el que no todos los seres sean perfectos o al menos "normales". "La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca". (Heinrich Heine)


Por:Alexander Botero


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